At last

 Es muy fácil entender la vida viendo hacia atrás. 

Sentarse en la cima del middle age y ver hacia atrás deja claras muchas cosas, explica casi todo, revela eventos y situaciones que ni nos enteramos en su momento que pasaron. Y desde esa atalaya, después de contemplar todo aquello viene una especie de vértigo. Hacia atrás está toda esa claridad, hacia enfrente hay un precipicio oscuro. Sabemos que vamos de bajada, sabemos que en el mejor de los casos estamos a la mitad del camino y pensándolo así todo lo anterior se nos hace poco, se nos hace fugaz, y contemplamos nuestra mortalidad y nuestra naturaleza temporal como algo cierto y palpable. 

Encima de eso, sabemos que nuestro mejor momento físico ya pasó. Ya no vamos a volver a ser tan resilientes en nuestra corporeidad, ni tan resistentes, ni tan ágiles ni tan sanos, si ya lo fuimos. Empiezan a doler los huesos tanto como los recuerdos. Ahí vamos cargando todas esas memorias, cada mala decisión, cada desvelada y cada vez que no dormimos bien y comimos peor.

Hacia enfrente hay más decisiones y más incertidumbre. Pero en lo personal estoy empezando a sentir algo más... una especie de fortaleza proveniente de todo lo que ya aprendí. Y quiero pensar bien. Quiero creer que todo lo que se está debilitando por fuera se está haciendo poderoso por dentro. Ya no necesito luchar con mi cuerpo, ahora mi mente peleará las batallas por mi. Ahora mi estima saludable sanará mis heridas mentales. Ahora el amor más fuerte, el que no estuve lista para resistir con mi débil mente y mi estima pisoteada hace tantos años, pintará mi vida de mil colores. Y yo estoy lista también, para poder trabajarlo y moldearlo y hacerlo algo mio, algo nuestro, algo perfecto.

Creo que parte de nosotros sabe cuando hemos conocido a nuestra alma gemela, pero no siempre estamos preparados en nuestra integridad para asumir la tremenda responsabilidad de tener a quien te va a completar. Hay que llegar a un nivel de auto-completarse primero. Hay que ganar esas batallas contra uno mismo y sus limitaciones. Nos nutrimos y crecemos porque sabemos que el otro merece lo mejor que le podamos otorgar de nosotros mismos. Aprender todo eso cuesta... cuesta mucho, y no dudo que haya quienes no puedan llegar al nivel de introspección y auto conocimiento necesario para SER... ser por fin los dos una persona, una entidad, un set completo.

Y aunque todavía quedan muchos retos por delante puedo asegurar una cosa... vale la pena todo. Absolutamente cualquier cosa que tengan que sobrevivir con tal de estar con esa persona vale totalmente la pena. Es ponerse a cuentas con el universo, es aceptar que sí se nos hará justicia algún día. Es volver a creer en la promesa vaga de los poetas, de una vida en paz.