Everything, in time

 No tengo las palabras para expresarme. Me ha tomado toda una vida entender que gran parte de mis fallas de comunicación se han dado porque asumo que me expreso con claridad y en realidad mucho del mensaje se pierde en el camino. Cuando queremos ser claros nuestras palabras aún así tienen que librar los filtros del ego ajeno, los condicionamientos, el ánimo de la conversación, la disposición de escuchar, los sesgos cognitivos... y muchas veces lo que logra llegar no es ni por asomo lo que quisimos decir.

Y solo quiero gritar a veces que no es tan difícil, que es realmente lo que digo lo que siento, lo que pienso, que trato de manejarme con integridad porque quiero modelar el tipo de trato que necesito. Así que al mismo tiempo que espero, entreno. Escucho y no interpreto. Escucho y creo. Escucho y acepto. Escucho y expreso lo que el mensaje recibido mueve dentro de mi. Tomo una página de la era victoriana y permito que el sentimiento del momento se apodere de mis palabras, de mis gestos y de mis acciones. Y lo curioso es que con esto no me siento perder el control, por el contrario, me siento más en control de mi misma ahora de lo que he sentido en mucho, mucho tiempo.

Funny how that works...